Las relaciones entre Estados Unidos y China están experimentando un «evidente enfriamiento». Así lo destacó el Índice de Conectividad Global publicado en 2022 por DHL y la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, que observó un retroceso desde 2016 en ocho de los once flujos de todo tipo entre ambas superpotencias (desde mercancías hasta personas o colaboraciones científicas). Se trata de un cambio en el tablero global que, a su vez, ha generado nuevas oportunidades para las empresas de otros países.
Así, en sus esfuerzos por reducir esa carga productiva con China, Estados Unidos ha vuelto sus ojos hacia Europa. Una tendencia que no ha pasado desapercibida para Tafalla Iron Foundry. «Este cambio de percepción, acentuado por la pandemia, ha llevado a los estadounidenses a concluir que dependían mucho de China, por lo que su capacidad de decisión estaba muy condicionada por este y otros países asiáticos. Así que han cambiado su visión sobre con quiénes aliarse para poner en marcha proyectos. Y ahí es donde nosotros entramos como fabricantes europeos», explica Miguel Ugalde, director general de la firma.
Por eso, tras verificar este fenómeno, Tafalla Iron Foundry está afrontando un viraje hacia el vehículo industrial. ¿Su objetivo? Captar una importante cuota del mercado «dirigido al transporte pesado o la maquinaria de obra pública», concreta Ugalde.
Se trata de un momento de reflexión en el que la empresa navarra, que cuenta con 900 empleados, se encuentra sumergida desde que completase su proceso de cooperativización el pasado mes de junio. Dicha operación, por la que el 100 % de sus derechos quedaron en manos de sus socios trabajadores, conllevó un cambio de denominación social con el fin de reflejar «la presencia global de su industria, así como su arraigo local y el compromiso de las personas socias-trabajadoras con el proyecto empresarial», según indicaron entonces sus representantes. Así, estos también anunciaron que quedaba «consolidada su pertenencia a la Corporación Mondragon como cooperativa de base en vez de como filial» y que habían iniciado conversaciones con nuevos clientes en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra.
En estos momentos, la mayor parte de la producción de la compañía, especializada en la fabricación de componentes de motores para aplicaciones de automóvil, vehículo comercial e industrial, está orientada a la exportación. De las ventas al extranjero, el 84 % se concentra en Europa; el 10 %, en Norteamérica; el 3 %, en Sudamérica; y el 3 % restante, en Asia.
Pero estas cifras cambiarán en el futuro gracias a dos aspectos que caracterizan la demanda estadounidense. En primer lugar, el país «no posee fundiciones de hierro dirigidas a este tipo de productos, por lo que importa el 100 %» desde otros países, sobre todo desde México. Al mismo tiempo, las políticas energéticas impulsan el desarrollo de motores de combustión interna que contaminen menos y sean más óptimos, pero no contemplan de momento «un cambio radical» hacia otro tipo de tecnología: «Tenemos la obligación de posicionarnos en ese mercado de manera urgente. Queremos mantener nuestra cuota actual de mercado europea y enfocarnos en expandirnos por América».
De ahí que la cooperativa navarra ya haya realizado «dos viajes importantes» para entablar conversaciones comerciales con grandes constructores americanos, un sector que aglutina empresas como Cummings o Caterpillar. En concreto, Ugalde calcula que la firma tafallesa aún posee entre «un 20 % y un 22 % de capacidad industrial adicional» para poder atender este mercado.
«En algunas empresas hemos hecho presentaciones técnicas, que han derivado en solicitudes de ofertas porque han aceptado nuestra capacidad de suministro. De modo que, en este momento, están sobre la mesa las negociaciones económicas. En otros casos, estamos en proceso de recibir aún esas peticiones de ofertas. Tenemos conocimiento de nuestros competidores y su rango de precio, así que, conociendo lo que somos capaces de hacer nosotros, es muy probable que asumamos una cuota importante de ese mercado», augura su director general.
NUEVAS INVERSIONES
Los nuevos horizontes comerciales de la cooperativa conllevan, igualmente, inversiones en dos ámbitos distintos. En primer lugar, Tafalla Iron Foundry adaptará sus instalaciones porque el producto dirigido a Estados Unidos es distinto que el dirigido al europeo: «El destinado al país norteamericano es de un tamaño bastante mayor y y está hechos con materiales distintos a los que usamos aquí. También es probable que implantemos nuevas instalaciones para reforzar nuestras capacidades».
Además, la cooperativa de Tafalla y la Universidad Pública de Navarra (UPNA) rubricaron recientemente un contrato de transferencia de investigación para estudiar el uso del hidrógeno en motores industriales. «Ese es el futuro del motor de combustión interna, de modo que la electrificación jugará un rol muy secundario en la maquinaria pesada. Estamos invirtiendo en desarrollar el producto y, una vez hayamos culminado en tres años, lo trasladaremos al mercado. Así, se convertirá en una fuente adicional de crecimiento, renovación y viabilidad para nuestra cooperativa a largo plazo», concluye Ugalde.